Por: Luis Medina Lizalde

Es un gran acierto político del Presidente de la República publicar el informe de faltas y asistencias de los gobernadores a las reuniones de seguridad convocadas por el Gobierno Federal. La acción y la reacción confirma elocuentemente que una de las causas del auge del crimen organizado es que lo combaten desorganizadamente; siempre ha sido puro cuento eso de la gran coordinación de los tres niveles de gobierno, pero en el tema más urgente de la agenda nacional no daremos un paso adelante si la cacaraqueada coordinación sigue siendo pura pose.

El sentido común aconseja que la atención a lo urgente no se delega sin correr el riesgo de que le pase lo que a Calderón, que si creemos en su versión, tuvo en García Luna al operador estrella del Cártel de Sinaloa sin sospecharlo siquiera.

 Los gobernadores se equivocan si se concretan a respaldar financieramente el aparato de seguridad pública y dejar  hacer, dejar pasar.

La medida del Presidente debiera traducirse en la divulgación mensual de faltas y asistencias de los gobernadores a las reuniones convocadas por el Gobierno Federal y en cada estado debiera transparentarse de igual manera el comportamiento de los presidentes municipales a las reuniones convocadas por el gobierno del estado de la misma naturaleza. La medida permitiría modificar las prioridades de los gobernantes que dilapidan el tiempo en eventos prescindibles y suponen que le están cumpliendo a sus gobernados dejándolos rehenes de cuerpos policíacos infiltrados, mal equipados y mal pagados y siempre atenidos a que el Gobierno federal haga la tarea que según la constitución es obligación de los tres niveles de gobierno 

     LOS NEGLIGENTES SE OPONEN 

La acción es inobjetable en una etapa donde la medida de la democracia es directamente proporcional al grado de transparencia, es tan útil que debiera ponerse en práctica en las instituciones dónde la disciplina de sus componentes es fácilmente eludible, piense usted en la conveniencia de que mes tras mes en los estrados dela legislatura local y en el portal correspondiente se publicara la lista de faltas y asistencias de diputados en sesiones plenarias y de comisiones en vez de sudar la gota gorda para hacer quórum pues hay tal vacío de conducción que periódicamente se anuncia descuento del día a los faltistas que nunca se lleva a la práctica.

Las frecuentes crisis de funcionalidad que padecen los ayuntamientos ocasionadas por la indisciplina del colegiado del Cabildo pudieran atajarse mediante la publicación del desempeño individual de cada integrante.

Lo mismo pasa si mes con mes cada partido divulgara el pago de cuotas de los que accedieron a cargos públicos en su nombre, con eso se preserva una legítima fuente de ingresos que eventualmente puede aligerar la carga de los contribuyentes.

Toda sociedad en su vida pública tiene códigos mediante los cuales  premia y castiga votando a favor o en contra, opta por apoyar al que cumple en vez del que incumple, al capaz en vez de al inepto, al honesto en vez de al corrupto pero la dificultad estriba en la disposición de datos que indiquen con precisión quién es quién debido a imperfecciones organizativas. La gran empresa registra milimétricamente el rendimiento individual, valora actitud y con premio y castigo obtiene lo que espera de sus asalariados, el gobierno se apoya, si bien nos va, en el manipulable “reloj checador” siempre expuesto a ardides.

¿Y los ciudadanos como “checan” a sus gobernantes cuando lo que sabemos de ellos es lo que ellos quieran que sepamos?  Los gobernadores usan a los medios para su imagen, no para comunicar la realidad, sus complejidades y respuestas.

Imagine usted que pudiéramos conocer  el tiempo medido en días y horas que se destina a actos anticipados de campaña por cada servidor público en detrimento de sus deberes, estará de acuerdo que estos individuos en vez de simular cumplirían a cabalidad con su deber ganando con un buen desempeño el punto de vista favorable de la ciudadanía.    

               NUESTRO DERECHO A SABER  

Desde luego, un registro público de desempeño no se reduce a lo cuantitativo, pero si queremos que los méritos sustituyan  las malas artes con las que ahora es posible hacer carrera pública otro gallo nos cantaría.

Ojala que gobernadores y Presidente convengan un mecanismo de transparencia que permita a los ciudadanos saber quién es quién en el combate al crimen organizado y no domine la infantil reacción de ofendidos por la divulgación de datos que todos debemos conocer.

La excusa de Calderón ante la caída de García Luna es porque “no sabía” ¿cuántos gobernadores dirán lo mismo en un futuro?

Hay negligencia criminal cuando se elude el deber.

Solo los serviles pueden alabar tanto cinismo.

Nos encontramos el Lunes en Recreo 

luismedinalizalde@gmail.com     luismedinalizalde@gmail.com