Por: Luis Medina Lizalde

La seguridad es el principal desafío, lo es en el territorio nacional y lo es en el territorio zacatecano, el crimen organizado se salió de control como efecto indeseado de la alternancia del año 2000, ahora su auge se mantiene porque penetró el tejido social y se instaló en el ejercicio político bajo el cobijo del miedo colectivo.

 El sangriento episodio del 31 de Diciembre en que perdieron la vida 16 personas en Cieneguillas, el centro penitenciario estatal, le recuerda a los zacatecanos que seguimos en el infierno que se nos hizo presente cuando aquella noche del 28 de Diciembre de 2007 se produjo la masacre de policías a las afueras de Jerez con motivo del traslado de reos federales procedentes de Tlaltenango rumbo al Aeropuerto; esa noche recibimos el más implacable bombardeo de miedo y desde entonces domina nuestras actitudes ante los sucesos asociados al crimen organizado.

La XI Zona Militar con sede en Guadalupe Zacatecas construyó un muro circundante con orificios con lógica de trinchera inexpugnable, empezamos a conocer de secuestros para exigir rescate inicialmente concentrados en la economía ilegal socialmente tolerada, usureros, fayuqueros, apostadores, comerciantes de ropa usada, se hicieron presentes en carreras de caballos y palenques, negociaron su tajada en las ganancias de las ferias, al inicio venían de otros rumbos pero poco a poco reclutaron “talentos” locales y poco a poco empezaron a subir de tono sus acciones, el control sobre las presidencias municipales puso celdas municipales a su disposición para “guardar” enemigos “asegurados” en espera de “lo que diga el jefe” y en situaciones especiales ha secuestrados mientras se negociaba su rescate. 

En esa fase de expansión criminal se secuestraba al mayoreo como pueden atestiguarlo los que estuvieron secuestrados hacinados en locales, en espera de que sus familiares cumplieran con lo exigido. 

Pronto supimos que el crimen organizado también es plural y tiene tribus cuyos enfrentamientos reforzaron en nosotros el miedo colectivo, así pasó cuando en Florencia de Benito Juárez se produjo batalla con saldo aproximado de cien muertos y con camiones del servicio de limpia habilitados para trasladar cadáveres 

  DOS FASES Y UNA MISMA REACCIÓN 

Se  consolidó el miedo a denunciar, nos impusieron ser ciudadanos “tapadera”  cuando nos dimos cuentas que “el agua policía” sí se mezcla con “el aceite delincuente”. 

Mientras todo eso sucedía, los medios de comunicación no daban cuenta de los hechos,  los diputados no debatieron esa realidad y los informes oficiales no consignaron lo vivido.

 Lo que se sabía se conocía a trasmano, la mezcla de verdades con inventos generó mitos en cada rincón del estado, de boca en boca circularon historias del poder jamás verificadas pero igual de intimidantes  como la de que habían “rapado” a la gobernadora para amedentrarla, todo ello de boca en boca, de conversaciones en voz baja iniciadas con el clásico “Aquí entre nos”.

El miedo que sembraron entre nosotros nos ha impedido advertir  que la amenaza en gran escala ya pasó, que Zacatecas sigue siendo ruta de trasiego de lo clandestino como ya lo era antes y como lo seguirá siendo mientras trasiego clandestino halla, pero que ya no somos el centro de operaciones que contó con la presencia de Heriberto Lazcano en rumbosas celebraciones en Calera ni con las apuestas en las famosas carreras de caballos en los municipios de Cuauhtemoc o Fresnillo, no nos hemos percatado que el último narco de abolengo fue el “Cincuenta” que confiado asistía a carreras de Motocros con el gobernador presente.

El miedo nos impide conocer que las armas decomisadas son de calibre de uso corriente, pistolas muy inferiores en letalidad a los “Barrett” “Calibre 50, Cuernos de chivos” Blindados hechizos y demás arsenal de ligas mayores con las que entraron en escena en la primera etapa aquí descrita.  

Con lo dicho no sugiero que el peligro ya pasó, por el contrario, la criminalidad esparcida en el estado es potencialmente más amenazante por su dispersión, lo que sostengo es que estamos en una fase diferente a la de la primera etapa y el discurso oficial sigue siendo el mismo 

    REACTIVOS E INERCIALES 

Mi convicción es que el Gobierno de Zacatecas no ha sabido reaccionar desde el principio por atenerse a la acción federal, que siendo indispensable, es insuficiente. 

Zacatecas tiene celdas vacías en tiempo de hacinamiento carcelario no por bajo número de delitos sino por bajo número de aprehensiones, una probable causa es la infiltración en la cadena de instancias con acceso a las órdenes de detención, entra otras áreas.N

Noentiendo el reiterado discurso oficial negando la infiltración más que como consecuencia al miedo de tener que obrar en consecuencia si se admite esa verdad  corroborada por la matanza en Cieneguillas. 

Nos encontramos el viernes en el Recreo 

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