Por: Erick Calderón Gutiérrez
El pasado miércoles 14 de febrero dio inicio la cuaresma, una de las principales celebraciones por la comunidad católica que viene arraigada desde los primeros años de la Conquista, donde los indígenas adaptaron sus tradicionales platillos y los convirtieron según lo que exigía la religión: la abstinencia de carne roja.
El no comer carne en este periodo santo es muestra de sacrificio y penitencia en memoria por la muerte de Jesús.
En la actualidad la iglesia ya no es tan estricta con la dieta a como lo era hace algunos años, donde el ayuno y la abstinencia de carne roja era obligatoria durante los días previos a la celebración pascual y todos los viernes de cuaresma, ahora es más bien una tradición que sigue viva y que muchos disfrutamos por el deleite del paladar.
México es mundialmente conocido por su amplia gastronomía, a base principalmente de maíz y chile, lo cual en esta temporada no es la excepción. La comida mexicana es muy variada y transmite nuestras costumbres, nuestra cultura y en este caso los rituales religiosos.
Zacatecas tiene gran diversidad gastronómica, por ahora, centrándonos en la comida popular de cuaresma, ofrece un gran número de platillos, que tiene sus variantes según la tradición familiar o de la región, pero siempre con su sabor característico de la temporada.
Los ingredientes más comunes son: lentejas, nopales, maíz, chiles poblanos, tortillas, habas, papas, chiles secos, camarones y toda clase de mariscos.
Entre los tantos platillos que podemos degustar están el pipián, que es una pasta realizada con la mezcla de semillas de calabaza, ajonjolí, chiles y especias, disuelto en caldo de pollo y acompañado con papitas de campo o nopalitos.
Las tortitas de camarón, elaboradas con camarón seco y acompañadas con nopales en una salsa de chile rojo.
Los huachales, que es un guiso de granos de elote oreados mezclados con jitomate, cebolla, especias y queso.
Los chiles rellenos ya sea de queso, atún, papa, o lo que excluya a la carne, capeados y algunas veces acompañados de arroz y bañados en salsa.
Los nopalitos con huevo, aquí recalco que el nopal tiene un papel muy importante en esta comida.
Si de postres hablamos, está la tradicional capirotada, a base de pan, leche, frutos secos, guayaba, entre otras cosas. Y las torrejas, que constan de una rebanada de pan capeada y frita en aceite, acompañada de miel de maguey.
Así podría seguir mencionando y no terminaría con los platillos diversos que existen y que con el paso del tiempo han ido adquiriendo el toque y variación de quienes los realizan.
Como he mencionado anteriormente, hay sus variantes en preparaciones de los platillos, pero eso no hace que pierda el sentido de la cuaresma, de la tradición culinaria y de que no forme parte de la historia.
La historia que va engarzada a las poblaciones de antaño, que con los ingredientes que la tierra les ofrecía y la religión imponía, hacían exquisitos platillos y gracias a ello, hoy podemos disfrutar.
La comida es algo muy importante en nuestras vidas, forma parte de la unión familiar, en esta temporada es una de las principales razones para reunirse, ya que muchos de estos platillos tal vez no se vuelvan a consumir el resto del año. Muchas familias realizan las “siete cazuelas” que constan de siete platillos diferentes y principalmente se realizan el viernes santo.
Hablar de cuaresma me remonta a los días en casa de mi abuela materna, degustando estos deliciosos platillos preparados por ella en su mayoría. Ahora aprecio todo su trabajo por alimentar a una gran familia y sobre todo, por mantenerla unida. La comida es un ritual desde su preparación hasta el momento de degustarla y sobre todo si es compartida con los que más quieres.
Twitter: @ericalgu