Por: Luis Medina Lizalde

Emilio Lozoya huye de la justicia mexicana y hace saber que si lo agarran no se  hundirá solo, la Fiscalía General de la República asume que los actos de corrupción de miembros de la élite gobernante no son de ejecución individual como lo sería una agresión sexual y que tanto la fraudulenta compra de una empresa de fertilizantes para Pemex como los sobornos de Odebrecht  embarran necesariamente.

La corrupción es un sistema en que  uno  mata la vaca y  otros detienen la pata, la atención pública  soslaya   la existencia de una estructura en la que se soporta la conducta individual, empobrece  el análisis y  en vez de desentrañas causas asigna culpas, trituran al individuo mientras que la estructura corruptora permanece intocada.  

El Gobierno Federal ha desatado tempestades positivas en estados y municipios al poner fin a  rescates automáticos, condonaciones cíclicas y otorgamiento de subsidios extraordinarios para salir del paso.

Años y años de acuerdos con el IMSS cacaraqueados como grandes logros por el mandón en turno son presentados como hazaña política que resolvió un problema que años después se volverá a presentar y en un tiempo más el mismo problema aparece corregido y aumentado ¿Cuántas veces se ha solucionado el problema de la UAZ el ISSSTE? ¿Cuántas veces se ha reformado la ley de Issstezac para resolver su crisis financiera? ¿Cuántas veces escuchamos que  los laudos laborales son una carga financiera que pone contra la pared a los ayuntamientos? ¿Cuántas veces se han aplicado “exitosamente” programas de retiro voluntario? ¿Cuántas veces se declaran pliegos de observaciones, sanciones administrativas y denuncias penales a servidores públicos sin que pase nada? ¿Cuántas veces han salido a la luz los convenios de publicidad para las inyecciones de egocilina de gobernadores y presidente municipales?

 PROBLEMA CHIQUITO SE HACE GRANDOTE Y VIEJO

Si nos metemos a la hemeroteca los zacatecanos descubriremos que no tenemos problemas nuevos,  tropezamos con las mismas piedras una y otra vez.

En los últimos días reaparece lo de siempre: La nómina es el modo mediante el cual el gobernante en turno  paga favores, consigue aliados, aplaca furias potenciales o gratifica afectos, mantiene a 5 cobrando como Secretarios de despacho sin serlo, a ocho cobrando como Subsecretarios, a 38 como directores y así por el estilo.

El Poder Legislativo se instala en el escándalo por indecisión propia, hacen todo lo posible para qué  la ciudadanía los perciba improductivos y nadando en privilegios.

Su lectura del momento político no corresponde a profesionales de la política, no descifran el ánimo colectivo y asumen un hacer y un no hacer propio de una etapa que ya pasó, no han descubierto que la opacidad expone al opaco y la transparencia protege al transparente porque ahora lo bueno y lo no tan bueno queda en archivos, consta en actas amparadas en el principio constitucional de “máxima publicidad”, se acabó el tiempo de que el político podía echarle crema a sus tacos sin exponerse a ser balconeado como mentiroso  y se terminó el espacio de éxito para las lenguas viperinas, son tiempos de verdades. 

Los ayuntamientos no tienen para ambulancia pero si para la fiesta, los regidores que son irresponsables  faltan  sin consecuencias, vales de gasolina y bonos de gestión siguen envileciendo el entorno y al igual que algunos diputados, no tienen empacho en hacer notar que reciben consignas políticas de actores ajenos a la institucionalidad en que se desempeñan, sin advertir que traicionan el cargo, a la ciudadanía y  a ellos mismos al no distinguir la diferencia entre ser aliados y ser esbirros

                  

                 LA BATALLA DE ZACATECAS  

 

El desbarajuste reinante no es atribuible a un solo sexenio ni a un solo partido para llegar al hoyo en que nos encontramos  se han conjugado muchas decisiones y sobre todo, muchas indecisiones.

La  férrea voluntad presidencial  de acabar con la corrupción de la vida pública crea una coyuntura favorable para que Zacatecas salga de la parálisis, pero no lo podemos hacer a tontas y a locas sin incurrir en costosos fracasos y hasta en injusticias, pero ¿por dónde empezar?

Empezar por el bosque y pasar a los árboles implica un plan general con su correspondiente estrategia, una voluntad política colectiva y un cuerpo de jefes y oficiales sin cola que pisarles al frente de un ejército blandiendo sus derechos a expresarse, manifestarse, organizarse para coincidir y disentir con voto en mano.

La ciudadanía pone su parte con su reclamo constante, falta que los militantes de los partidos metan en cintura a los que los representan en la legislatura, cabildos, presidencias municipales y gubernatura, la voluntad política se forja de abajo hacia arriba y la corrupción se barre de arriba hacia abajo.

  

Nos encontramos en el Recreo

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