Por: Luis Medina Lizalde 

El Presidente de Fresnillo desata la discusión en torno a un modo de gobernar que buscamos dejar atrás con la “Cuarta Transformación”  pero que se resiste a desparecer en cada estado y en cada municipio. 

El intento de un grupo de Presidentes municipales por lograr cambios a su favor en el Presupuesto a ejercer en 2020  no confirma eso de que el gobierno municipal es el más cercano al pueblo, la indiferencia social que acompañó la acción describe  divorcio entre ayuntamientos y ciudadanos. La experiencia de la presión fallida pone de manifiesto la urgencia de una reforma municipalista que recupere la proximidad entre gobiernos municipales y ciudadanía cuyo primer paso es desalojar la corrupción estructural. 

El municipio es el eslabón más débil de la cadena federalista no solo financieramente sino políticamente, la corrupción básica anida allí de manera incuestionable. Para los detentadores de privilegios en función de su riqueza es relativamente fácil someter a autoridades municipales.

Si la estrategia contra la corrupción se queda en el ámbito federal y no se aplica en los municipios, más pronto que tarde rebrotará con más fuerza. En ese contexto interpreto la orientación Presupuestal  ajustada a la ley de coordinación fiscal, restrictiva de recursos en algunos rubros y mediante la canalización directa de los mismos, presionando hacia mayor eficiencia en el cobro del impuesto predial y una reorganización administrativa basada en la austeridad republicana. 

La reforma federalista debe partir de que  la mayoría de los aproximadamente 2500 municipios del país vive en la austeridad forzada desde hace siglos y secuestrados por caciques y cárteles de la droga.

 En muchos municipios, la casi única fuente de trabajo es el ayuntamiento, el despido justificado o injustificado confronta al Presidente con su entorno conformado por vecinos amigos y familiares, lo que combinado con la disminución de la población que se observa en muchas demarcaciones  provoca la existencia de muchos ayuntamientos con varias veces más trabajadores que cuando la población era más grande. 

DEBILIDAD “CONVENIENTE”

 Hay una debilidad política estructural de la autoridad municipal que es necesario revertir; la insolvencia los maniata, la incapacidad para brindar eficientemente  los servicios públicos los separa de los ciudadanos, las ilusiones de los “baja recursos” los exprime, las presiones para asignar contratos son fuertes y frecuentes, la tradición de cumplir compromisos electorales les impregna de ilegitimidad. 

 La crónica debilidad de los gobernantes municipal conviene a los grandes fraccionadores que obtienen a voluntad cambios de uso de suelo y direccionan la introducción de servicios benéficos para sus proyectos, también sacan raja las empresas mineras que fácilmente, ser su voluntad, ignoran su obligaciones tributarias, y no se diga la “raja” que sacan los políticos que trasladan sus gastos operativos a las finanzas municipales contando con la venia de contralores floreros. 

En  Zacatecas, los gobiernos municipales  interesados en enfrentar la corrupción no tiene aliados  confiables en la institucionalidad local, lo refleja la inexplicada renuncia del Presidente del Comité de participación ciudadana del Sistema Anti-corrupción ocasionado por las presiones recibidas una vez que trascendió que fue admitida la demanda de amparo contra la legislatura actual por la ratificación sorpresivamente adelantada del Contador Raúl Brito en la Auditoria Superior del estado, la incomodidad fue manifiesta y el tema soslayado. Veremos qué pasa al final pero el dato permite tomar conciencia de lo distante que está el grupo gobernante local de sumarse a la tarea de limpieza general en curso. 

Una serie de cambios legales que le dan dientes a la fiscalización y la consciencia generalizada de la urgencia de erradicar la corrupción harán más temprano que tarde que los municipios ingresen al quirófano político para cirugía mayor, dejando atrás la acumulación histórica de compromisos en la nómina, la cauda de laudos laborales. 

No son pocos los Presidentes municipales que reciben sueldos más elevados que el Presidente de la República.  

La ciudadanía ya cambió, dejó de ser clientela y dejó de ser cautiva de los medios tradicionales, pero la clase política gobernante en su gran mayoría fue educada en los usos y costumbres del viejo régimen, solo una intensa vida democrática parirá la clase política austera y honesta que México demanda, habrá quienes viniendo de la vieja tradición se inserten honorablemente en el cambio, otros ni lo entienden ni les interesa entenderlo. 

LA LUCHA CONTINÚA 


La “Cuarta Transformación”   solo siendo bandera de la mayoría de  los mexicanos podrá ser realidad, no es bandera partidista, lo que las urnas avalan es mandato para todos. 

 Solamente se logrará uniendo las voluntades de pobres y ricos y de derecha e izquierda en el único propósito de erradicar la corrupción. 

 La exigencia ciudadana no debe partidizarse  al consentir en unos lo que en otros condena. 

Nos encontramos el martes en el Recreo

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