Siento una sincera preocupación por el proyecto de presa y acueducto conocido como “Milpillas”, me pregunto si los zacatecanos dejaremos pasar la oportunidad de una obra estratégica  de gran envergadura o daremos curso a una obra ambiental y socialmente dañina.

El territorio nacional está sembrado de conflictos de gran explosividad potencial, ahorita es Huesca, Morelos,  y el tema es una termoeléctrica,  mañana es otro estado por una explotación minera, luego un planta eólica y así sucesivamente. Décadas de aplastamiento de los intereses colectivos en aras de los particulares  dejaron a la población escarmentada, el gobierno mexicano uso la fuerza para someter a los que estorban la rapiña extranjera asociada con mexicanos voraces, permitieron graves daños al medio ambiente, han despojado de su agua a inermes pobladores de zonas aledañas a las minas, destruyeron bosques y selvas.

Los barrenos  explotan y  fracturan viviendas con toda impunidad, lo saben en Mazapil y Concepción del Oro y en estos días lo resienten en Vetagrande.  La gente se queja sin que nadie  escuche y ponga orden .

Los revolucionarios entendieron que el choque entre intereses generales y particulares es pan de cada día,  introdujeron el principio de que  el interés general está por encima del particular, introdujeron la expropiación en nombre del interés público, fijaron reglas para compensar al particular haciendo obligatorio el requisito de la previa indemnización, pero ese criterio fue hecho a un lado cuando arriban al poder los egresados de las universidades gringas y desplazan a los forjados en la UNAM y Politécnico en los puestos de primer nivel, para estos la cosa es exactamente al revés de cómo lo concibieron los redactores del artículo 27 de la Constitución General: Cuando el interés  público estorba a los intereses particulares hay que hacerlo a un lado.

MANIPULADORES AL ACECHO

 

En cuanto a “Milpillas” carezco de la formación que me permita valorar las opiniones encontradas de expertos ambientales y peritos en ciencias hidráulicas, no sé si la presa y el acueducto generen daños irreparables a la flora y fauna, entiendo que el precio inicial por cada hectárea generó un malestar justificado, estoy consciente que el comportamiento empresarial de la cervecera y las explotaciones mineras ha sido insensible ante los intereses de los zacatecanos y que la gente ve con desconfianza toda posibilidad de que metan las narices, hemos visto como a los humildes les echan montón desde el gobierno y los notables de la aldea, hay prensa defensora de oficio de los gerentes de capitales foráneos (Los accionistas ni en el mundo nos hacen), eso me lleva a entender como lógica y necesaria la solidaridad de grupos y personalidades con quienes resisten los embates de los “mega proyectos” en cada rincón de la geografía nacional solo que no debemos perder de vista que el conflicto se da en contextos políticos específicos que  se meten persiguiendo sus propios fines, veamos el caso específico de Huesca, estado de Morelos.

La oposición al proyecto tiene mucho tiempo,  resisten desde la izquierda, sus luchas son silenciadas y con frecuencia reprimidas. De repente, los exponentes de la visión contraria se ponen de su lado y salen en su defensa Ricardo Alemán, Ciro Gómez Leyva, y toda la legión de voces mediáticas notoriamente dedicadas a pegarle a López Obrador.La generación de electricidad por el estado le arruina el negocio a las compañías extranjeras  que se apoderaron del pastel, eso lo explica.

    EL QUE RAZONA DUDA

 

Zacatecas tiene sus propios infiernitos, se canceló la construcción de segundo piso en el bulevard, el metrobús se anuncia y se anuncia desde hace años, la incertidumbre envuelve el Proyecto Milpillas,  son casos concretos de conflicto entre el interés público y de particulares, todos legítimos pero falta oficio político para conciliar diferencias entre comerciantes afectados, transportistas, usuarios, ejidatarios,  vecinos.

Desactivar las bombas  prestas a explotar  exige desentrañar la maraña de intereses de cada situación, atendiendo con voluntad democrática a los  portadores de legítimo interés y develando con oficio político  los fines no confesables, cortando con enérgico tajo la mano que quiera mecer la cuna.

Un buen recomienzo en Milpillas es dudar, dejar de estar seguros de que tenemos la razón,  tener disposición para escuchar  la postura contraria, localizar coincidencias y diseccionar diferencias.

Hay proyectos que nunca debieron realizarse, hay proyectos que nunca debieron retrasarse o suspenderse, tal ha sido nuestra historia.

El problema del agua es real, no inventado, el despojo de la tierra para mega proyectos es real, no inventado.

Hasta dónde conozco, la gente que resiste el proyecto quiere hablar con Alejandro Tello, con nadie más.

 

Si de plano no hay acuerdo, que la gente decida

Entre más rápido mejor

Lo peor es seguir en la indefinición

 

Nos encontramos el jueves en El Recreo

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@luismedinalizalde