• Por: Luis Medina Lizalde

Un encabezado hizo rugir las redes: "Morena mete reversa y no bajará sueldo a los nuevos diputados…por ahora”, el reporte del financiero de este martes suscrita por Víctor Chávez produjo un sanísimo revuelo ciudadano reclamando a los diputados lo que interpretaron como un incumplimiento.

La directiva de la cámara federal anunció inmediatamente la reducción a partir de ya de los ingresos que en la legislatura anterior por el orden de 128 mil pesos mensuales a 91 mil 700 pesos por la eliminación de una serie de conceptos.

Voces hostiles al Presidente electo quizás mayoritarias en medios tradicionales, se vieron gratificadas con la reacción ciudadana generalizada reclamando el cumplimiento de la política de austeridad ofrecida en campaña.

Sobresale la contundencia con la que se expresó una gran cantidad de militantes de Morena en esa misma sintonía. Estamos ante una nueva evidencia de que los mexicanos dejamos cada vez más la condición de expectadores para asumir la de ciudadanos vigilantes y en disposición de apoyar lo que les convenza y repudiar activamente lo que juzguen negativo del gobierno que está por iniciar, tal circunstancia no la veíamos cuando menos en esta magnitud desde las movilizaciones en respaldo a la política del Presidente Lázaro Cárdenas, especialmente la expropiación petrolera.

Cierto que hoy hace 50 años que las calles de la Ciudad de México fueron recorridas por una multitud silenciosa encabezada por el ilustre rector de la UNAM Javier Barros Sierra y que su mensaje recorrió el mundo y el tiempo, llegando hasta hoy 14 de Septiembre donde todavía se hace nudo la garganta a toda una generación, pero entonces, el grito anti-sistema se encerró en una porción de la ciudad encapsulada.

El movimiento estudiantil fue el más trascendente episodio de lucha de todos los que no lograron que los mexicanos abandonaran su pasividad, las guerrillas, las huelgas, las tomas de tierras y las movilizaciones estudiantiles que brotaron por todos los rumbos del país no derrumbaron las barreras de la desinformación y la indiferencia pero tanto va el cántaro al agua hasta que se queda adentro.

Después de años y años de lucha, los anhelos de cambio se ven coronados por el triunfo electoral contundente y pacífico, aunque lo difícil apenas comienza.

¿SOMOS O NO SOMOS?

¿Alguien supuso que llevar a la realidad los planes de eliminar privilegios a la clase gobernante se daría sin resistencia? ¿Alguien supone que combatir la corrupción sería fácil?

Pues los votos por López Obrador  son motivados por ambos anhelos y en todo puede fallar menos en eso, la ciudadanía no está en el ánimo de que queden en promesas de campaña.

López Obrador arranca su estrategia para la reducción de ingresos anunciando que su pago como Presidente de la República será 60 por ciento más bajo que el de Peña Nieto y que en base a lo dispuesto en el artículo 127 Constitucional, ningún servidor público podrá ganar más que el Presidente de la República, ofrece testimonio cotidiano de austeridad su quehacer cotidiano y dispone que ninguno de sus hijos adultos accederá a cargo público alguno durante su mandato, es decir: predica con el ejemplo a sabiendas de que muchos resistirán hasta dónde les sea posible, por eso, la enérgica vigilancia ciudadana ante cualquier señal de “marcha atrás” la gente se pone filosa, las redes circulan furia, la calle grita ira ¿qué mejor aliado se puede tener que un pueblo así de participativo?

Pronto veremos las reacciones de otra gran medida anticorrupción, la eliminación del Ramo 23, fondo mediante el cual la Secretaría de Hacienda y Crédito Público financia la corrupción de la clase política mediante la asignación de recursos públicos mediados por propósitos de control político y mantenimiento de redes de complicidades.

Falta que el gobierno de López Obrador “se eche el trompo a la uña” consistente en cobrar impuestos a los poderosísimos consorcios y barones del dinero que no acostumbran hacerlo ¿cómo reaccionarán? ¿Cumpliéndole al país que les ha permitido amasar sus inmensas fortunas? ¿Conspirando contra el régimen de López Obrador como los potentados de Argentina y de Brasil?  El tiempo lo dirá

¿BENDITAS REDES?

Hay quienes suponen que la más peligrosa embestida no será por la eliminación de los privilegios de los altos funcionarios o por el pago de impuestos de la élite evasora sino por la venganza de los empresarios de medios de comunicación que verán reducido el subsidio con el que los mantuvo controlados el régimen que perdió las elecciones ¿Buscarán conquistar amplios públicos y anunciantes a la buena o serán arietes de la desestabilización como cuando Madero?

No hay de otra, los gobernados traerán a mecate corto a los gobernantes, será para bien

Nos encontramos el lunes en El Recreo

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