Desde la expulsión de Elías Calles  por ignorar aquello de que “el respeto al sexenio ajeno es la paz” todo ex  gobernante que intenta prolongar su poder fracasa patéticamente.

Entre más cercano en los afectos es el sucesor, más dolorosa es la ruptura ocasionada por la necesidad políticamente vital de que el nuevo gobernante se apropie de los hilos del poder, Lázaro Cárdenas lo hizo mostrando sus dotes de estratega, se deshizo de una clase gobernante que le rendía impúdica pleitesía a un “Jefe máximo” que ejerció el poder en la semi penumbra durante los períodos bi anuales de Emilio Portes Gil, Pascual OrtIz Rubio y Abelardo Rodríguez hasta que Cárdenas le puso histórico “estate quieto”.

Hacerse de los hilos del poder lleva su tiempo, la transmisión del mando efectivo encierra una complejidad que incluye transmisión de información, conocimiento de perfiles,  identificación de lealtades ocultas, capacitación de nuevos operarios etcétera, el último antecesor impertinente fue Carlos Salinas De Gortari pero Zedillo le resultó de pocas pulgas.

López Obrador ha iniciado el proceso de agarrar los hilos del poder empezando por conjurar la potencialidad conspiratoria “macro”, la que procede de las élites, su activismo  impactó favorablemente y la capacidad de maniobra de “la mafia del poder” es difusa, no concentrada cuando menos al inicio.

El histórico encuentro en sus oficinas con la flor y nata del gabinete de Donald Trump, la rápida interlocución con el Presidente Peña Nieto, el encuentro con los organismos empresariales con publicitados abrazos con Claudio X González y Germán Larrea,  el encuentro con los 30 gobernadores, Yunes incluido y el anuncio anticipado del próximo encuentro con Meade y Anaya hablan de una magistral construcción de  gobernabilidad del mandatario con más votos de la historia

                   INTEGRANDO LA ORQUESTA

Otra fase de la gobernabilidad en curso es la que tiene que ver con quienes lo acompañarán en la tarea,  se sabe al frente de una fuerza política plural y con contradicciones ideológicas extremas porque en su base de apoyo participan lo mismo Jesusa Rodriguez que el líder fundador de encuentro social Erik Flores, Germán Martínez y Nestora Salgado, Olga Sánchez Cordero y el Doctor Mireles.

En un país acostumbrado a que el nuevo mandatario dé a conocer su gabinete  en avanzadas horas de la noche previa a la rendición de protesta, López Obrador dio a conocer su gabinete con tanto tiempo de anticipación que logró conjurar los temores de quienes temían su “radicalismo”, sus rivales no lo pudieron imitar por miedo a las furias procedentes de las expectativas insatisfechas.

El siguiente paso es la integración de mandos burocráticos, dónde la descentralización genera fiebres sucesorias prematuras que hacen víctimas a los que por su analfabetismo político le impide darse cuentas que están inmersos en la disolución de las certezas en las que ha transcurrido su vida política, que lo que ayer fue ya no es, que regresó lo que se había ido, que voces ayer estelares van camino a ser testimoniales y viceversa.

Los medios hostiles a López Obrador ya andan a la caza de descontentos potenciales para darles foro, saben que las ambiciones insatisfechas son el combustible del contra cambio, los que se sienten que no les hace justicia el cambio verdadero por considerarse merecedores de más de lo que se les asignan ya gruñen para ser  oídos por los comentócratas de la restauración soñada, el inconveniente con que se topan es que sus ruidos también son percibidos por los que si se toman en serio los ideales, empezando por el próximo Presidente de la República

En el proceso de hacerse de los hilos del poder es inevitable pagar compromisos políticos asignando cargos sin atender criterios de idoneidad moral o técnica, el riesgo debe ser medido para no rendirse a la ineficiencia y la corrupción, los que confunden la especulación con el análisis se darán vuelo y los mexicanos no estaremos en condiciones de saber el resultado más que con el resultado mismo

             ALGUNOS NO AGUANTARÁN  

                  

López Obrador busca instalar en el servicio público la “meritocracia”  al mismo tiempo que cercenar los privilegios ilegítimos enquistados, para ello, como una especie de “Lecho de Procusto” junto con  nombramientos, esta semana López Obrador dio a conocer que deberán trabajar ocho horas diarias de lunes a Sábado, que no dispondrán de choferes ni guardaespaldas, que no habrá helicópteros ni aviones, ni seguro médico privado ni bonos ni fideicomisos  y que sus ingresos serán dentro de la honrosa medianía, además de tolerancia cero a la corrupción, todo lo que el pueblo pide a gritos.

Gobernando con el ejemplo, con los hilos del poder bajo control, López Obrador busca hacer de nuestro país un mejor México.

Nos encontramos el jueves en el Recreo

@luismedinalizalde

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