Por: Luis Medina Lizalde

Los partidos políticos degeneraron en bastiones de antidemocracia en la medida en que abrevaron la cultura priista. 

El nexo de subordinación del PRI al gobernante normalizó la exclusión de los afiliados en la nominación de candidatos y dirigentes, los estatutos se convirtieron es fachada legitimadora y los afiliados en adorno, así nació el ritual de la adivinanza alrededor del “tapado” y  se consagró el dedazo como dictamen inapelable.

El modelo de político que emerge del PRI arranca en 1946 con Miguel Alemán de Presidente, a partir de entonces, todos los sucesores lo eran por la voluntad de su antecesor sin las mediaciones que bien que mal influyeron en las etapas cubiertas por el Partido Nacional Revolucionario (PNR) y Partido de la Revolución Mexicana (PRM).

La permanencia prolongada en el poder, hizo de los modos priistas el ejemplo a seguir hasta para muchos de sus opositores,  luego, cuando inicia la migración de priistas a otros proyectos, inocula su cultura en proyectos alternativos de izquierda y derecha, fortaleciendo las prácticas más antidemocráticas como son las imposiciones, la venta soterrada de candidaturas y la cancelación del debate de ideas y el abandono de la formación de cuadros, todo ello desembocó en una corrupción extendida que instauró la costumbre de quitarle parte de sus ingresos al favorecido con regidurías, diputaciones y hasta empleos, consagrando el aprovechamiento de la situación de necesidad como fórmula para contar con “esclavos electorales” que son despojados de su condición de ciudadanos con plenos derechos a la de promotores forzados del “bueno”.  

Una situación de corrupción generalizada como la que se impuso en nuestro país no hubiera sido posible sin la producción en serie de políticos ambiciosos que conciben la participación en la vida pública como carrera personal y no como compromiso con lo colectivo, este tipo de políticos se forjó indiferente a la desigualdad profunda ente mexicanos y a la entrega imprudente de nuestras riquezas naturales a los apetitos extranjeros. 

La erradicación de la corrupción no será duradera sino se forjan políticos con otros contenidos, pensantes, forjados para ascender con las soluciones en vez de con la exacerbación de los problemas, con clara conciencia de que  la  aspiración personal solo se legitima por lo colectivo, por los demás. ¿Dónde más que en los partidos políticos se pueden formar los políticos que necesita un México sin corrupción?

                  POLITICOS DISTINTOS PARA UN MÉXICO DISTINTO

Los partidos políticos tienen que dar el lugar que les corresponde a sus respectivos afiliados si en verdad  quieren fungir como escuelas de ciudadanía y forjadores de cuadros políticos, en ese sentido, la prevalencia de la legalidad interna debe cancelar la imposición de dirigentes y candidatos desde instancias de poder, la fiscalía especializada en delitos electorales debe recibir las denuncias de atropellos en la vida interna y el Tribunal Electoral del Poder  Judicial de la Federación deben proteger a los afiliados en cada atropello, la fortaleza de la militancia es la fortaleza de la democracia, solo de ese modo nos deshacemos de la plaga de caciques que aniquila la vida partidaria.

El PRI y Morena habrán de renovar dirigencias en este año, el PRI vive inmerso en crisis de derrumbe, Morena en crisis de victoria, ambos enfrentando la necesidad de diseñar su largo plazo. 

El PRI tiene en sus gobernadores la fuente más visible de  imposiciones, Morena habrá de enfrentar la tentación de elementos incrustados en el gobierno de López Obrador que no conocen más política que la priista, pero en ambos casos, la voluntad de sus respectivas militancias está más dispuesta que nunca a reivindicar su existencia, su derecho a elegir libremente sin interferencias y prestas a desenmascarar ofertas corruptoras (candidatos que ofrecen candidaturas o empleos a cambio de apoyo).  

               CACIQUES EN RETIRADA

Para los que no somos del PRI es muy difícil anticipar el desenlace, vivimos una etapa de desinformación originada en ese periodismo que escribe por encargo y que pinta la situación según el patrocinio en turno, lo que si queda claro es que los 12 gobernantes tricolores esta vez difícilmente podrán aplastar la voluntad de sus compañeros de partido, las cosas no son como antes.

En Morena aún no se publica  la convocatoria, lo que sí es posible asegurar  es que el resultado será “campechaneado” pues el diseño estatutario está pensado para que nadie aplaste, para que nadie quede excluido.

 Morena no ha tenido hasta ahora vida estatutaria plena porque la estrategia para la victoria impuso una primera etapa en la que predomina más  movimiento que partido, eso produjo situaciones tan heterodoxas  como temporales.

 Llegó el tiempo de la legalidad y  la militancia, de la institucionalidad sin cacicazgos.

Lo que fue ya no será.

Nos encontramos  en el Recreo

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