Por: Luis Medina Lizalde

Cuando una sociedad es rehén de soluciones aparentemente fáciles está agrandando sus problemas. Sucede cuando el poder y la oposición chocan en temas concretos con posturas opuestas pero igualmente ajenas a la búsqueda de soluciones reales, eso pasa en Zacatecas con una frecuencia preocupante, lo refleja el choque de posiciones en torno a las tarifas de agua potable para la capital del estado y 3 municipios aledaños.


El gobierno impone el aumento e inicia una campaña absurda revolviendo peras con manzanas, compara la tarifa del litro de agua con el precio de litros de refresco o de cerveza, omitiendo que el agua es uno de los servicios públicos que obligatoriamente deben brindar los municipios a sus habitantes conforme al texto del artículo 115 Constitucional, para lo que dispone del dinero público procedente de impuestos, lo que no sucede con lo referente al litro de cerveza o de refresco. 


El mismo gobierno que eleva la tarifa de agua potable eleva impuestos alegando la necesidad de atender los servicios públicos como el de agua potable soslayando informar que el costo de esos servicios se les carga a los usuarios, no a los impuestos en elevada proporción. 


Para los políticamente contrarios a los que gobiernan el estado, la reacción automática consiste en rechazar todo aumento a la tarifa que se decrete mientras ellos no gobiernen como una forma rutinaria de ganar simpatías electorales. 


Los medios de comunicación reproducen el choque de simplismos hasta que el asunto pierde vigencia. 


NO HAY PROBLEMA SIN HISTORIA


Existe otro modo de enfrentar el desafío si reconocemos que si tratamos como coyuntural una problemática estructural actuamos como el médico que trata con aspirinas el cáncer, que es como nuestros gobernantes locales suelen hacer desde hace tiempo estimulando el agravamiento del problema.


De lo primero que debe partir un tratamiento adecuado del asunto es que lo que hoy sufrimos como presente es resultado de un pasado sino totalmente sí en alta proporción, y por lo tanto, solo conociendo la historia del proceso que nos conduce a la precariedad financiera que se pretende resolver evitamos resolverlo solamente por un tiempo para vernos en la misma situación más pronto que tarde, por eso no compartimos la resistencia al examen honesto del pasado y sin ánimo persecutorio, la timidez política que nos hace temer reacciones de quiénes prefieren no ser evaluados en su pasado desempeño no se justifica, todo servidor público debe recibir con normalidad la evaluación posterior de lo que hizo o dejó de hacer y el modo como lo hizo. 


Urge la revisión permanente de prioridades en el gasto público a partir de lo plasmado en las normas ¿Ha sido prioridad de los gobernantes el agua potable para los habitantes o se ha impuesto el menosprecio a ese rubro como consecuencia de que lo que se gasta no se percibe fácilmente? Me temo que los zacatecanos hemos desperdiciado muchos recursos en cosas menos importantes que en ese indispensable servicio público atenidos a que los usuarios no tienen más remedio que el pago resignado, a veces de puro aire por cierto. 


La clase política zacatecana adquirió hábitos gastalones al igual que la del resto del país, consecuencia de ello es la resistencia a revisar a la baja sueldazos y privilegios y a abordar el presente sin considerar el pasado, se oponen a la lógica de ganar menos y trabajar más para que el pueblo pobre trabaje menos y gane más como es propio de los cambios contemporáneos en México y en muchas países. También la clase política tiende a cruzarse de brazos ante la corrupción, no se hace cargo de la crisis crónica de credibilidad de los órganos auditores oficiales, de la inoperancia de las contralorías municipales.


El abandono persistente del servicio de agua potable en otros estados ha desembocado en la privatización en beneficio de empresas extranjeras, algunos sostienen que es estrategia deliberada aunque en el caso de Zacatecas lo advertimos como efecto de la cultura de la improvisación, de la crónica omisión de planeación, de la nula aptitud supervisora y de la alergia a la autocrítica.


OTRA MENTALIDAD

La mentalidad política que necesitamos es la que conduce al encuentro de los problemas y no a evadirlos, la acumulación de problemas es una realidad que debemos de advertir a tiempo. Suponer que la crisis penitenciaria que incubó la matanza más grave de nuestra historia local se resuelve poniendo otro director es evadir el problema, cambiar al titular del Issstezac para enfrentar la incapacidad financiera es evadir el problema.


Reconocer el hoy como fruto del ayer es ineludible, la corrupción e ineficiencia tienen en Zacatecas más tolerancia que en otros estados y así nos va.


Nos encontramos el lunes en Recreo
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