Por: Luis Medina Lizalde

Lo han dicho los organismos internacionales muchas veces: México tiene un gobierno caro, carísimo.

Con los impuestos se pagan altísimos sueldos a unos pocos burócratas, a  medios de comunicación incapaces de sobrevivir del sector  privado y  sus públicos, equipos de futbol que sin subsidio no pueden vivir, “bajadores de recursos” a  cambio de “moches”, viajeros internacionales por cuenta del erario y un largo etécetera.

El Presidente electo mantiene el propósito de eliminar semejante  obstáculo al desarrollo ejerciendo  liderazgo mediante el ejemplo  como lo acredita la columna especializada en finanzas “Dinero”,  de Enrique Galván Ochoa que en su edición del miércoles manifiesta:

“No todos en el entorno de López Obrador son igual de austeros”.

“Recibió el equipo de transición 150 millones de pesos de Hacienda para solventar gastos en los meses de espera para la toma de posesión. Va a devolver 152 millones, ¿Cómo le hizo?: Fueron manejados en inversión bancaria con rendimiento. Solo utilizó 348 mil pesos, 0.2% del fondo".          

Además de predicar con el ejemplo  López Obrador ha impulsado cambios encaminados a hacer rendir el dinero público  eliminando la cauda de intermediarios en la aplicación de  programas sociales y cancelando la corrupta modalidad de “bajar recursos” que en las últimas décadas dio lugar al enriquecimiento personal de políticos en funciones de diputados, senadores y presidentes municipales principalmente. También cesan en sus funciones los dirigentes de aparatos clientelares que fincan su influencia en su condición de repartidores de beneficios  gubernamentales,  lo que permitirá que resurjan  auténticos movimientos encaminados a atender problemáticas concretas de manera genuina.

En la misma dirección de austeridad, el lunes 6 de Noviembre entró en vigor la “Ley federal de remuneraciones de los servidores públicos" que introduce dos cambios de gran impacto: Eliminación de las millonarias pensiones de los ex presidentes y la prohibición de ganar más que el Presidente de la República, (Peña Nieto percibe más del doble de lo que ganará, por decisión propia López Obrador).

Se anticipa también  la probable disminución del fondo de participaciones de  entidades federativas por un monto de 108 mil millones de pesos.

En perspectiva está la severa disminución de prerrogativas de los partidos políticos y la racionalización del desmesurado gasto en medios de comunicación.

                          LOS INMINENTES ENMASCARADOS

                   

Es fácil entender que un cambio de fondo como el que se anticipa  es tan  profundo que no tiene precedente cercano, se avecina   un sexenio de acciones y reacciones no visto por las actuales generaciones.  Es tiempo de  detectar  la ubicación de cada fuerza política, de cada actor en lo individual en alguno de los campos en conflicto, habremos de decidir si asumimos los cambios o los resistimos.

No debemos perder de vista que prendió masivamente la propuesta de eliminar privilegios de las élites y que cada medida en esa dirección encuentra aprobación masiva, lo que inhibe la oposición abierta a cada una de las medidas y confina a lo subterráneo la oposición a esa política.

Los medios de comunicación  no tienen modo de defender abiertamente  el subsidio discrecional que han recibido, los burócratas con sueldo desmesurado también e inclusive los Insensibles y apoltronados ministros de la Suprema Corte operan desde la oscuridad la búsqueda de argumentos jurídicos para conservar su insultante condición, se entiende que los legisladores especializados en “moches” se cuiden mucho de expresar descontento pero felices no están, lo mismo podemos decir de los dirigentes de organizaciones clientelares y hasta asociaciones que nacieron genuinamente altruistas y degeneraron en entes subsidiados. Los reacios a la autocrítica,  disfrazarán sus motivaciones reales en el debate público.   

Cada estado, cada municipio, habrá de diseñar y poner en práctica su correspondiente estrategia de austeridad,  tendrán  que vencer resistencias quien quiera cumplirle a sus gobernados.

En  Zacatecas los tres poderes deberán ajustar al presupuesto de 2019 modificando prioridades inerciales, suprimiendo gastos superfluos y cancelando en definitiva  bonos y compensaciones escudándose en burócratas de menor rango para canalizar ingresos extras a los de  altos cargos que, de ese modo, se ponen máscara de “austeridad”

                  LA TAREA EN CASA

Un problema que tendrá que encontrar cauce adecuado, es la tradición de chantaje que inmorales integrantes de cabildos y legislaturas suelen ejercer al momento de aprobar  la propuesta de presupuesto de ediles y gobernadores y que no lo hacen pensando en el interés general sino basados en demandas particulares, individuales o de grupo, la única política valedera es la transparencia total del proceso y la firmeza, la ciudadanía se encarga de lo demás.

La transición a un gobierno de costo razonable acabará con los políticos acostumbrados a sacar dinero hasta de las piedras y que suelen exprimir a sus propios seguidores al grito de “yo te puse”.

Nos encontramos  en El Recreo

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