Por Luis Medina Lizalde

Una vez más la montaña parió un ratón,  seguimos el largo proceso de sustitución de personal de primera línea en el gobierno  como si del mismo se desprendiera una consecuencia de fondo para el estado de Zacatecas, la sustitución de la licenciada Fabiola Torres como Secretaria General de Gobierno y  el ascenso de Jehú Salas fue filtrado hasta con los detalles de los enojos palaciegos, y la cantada salida de Ismael Solís y Otilio Rivera vivió idéntico proceso de especulación bizantina. No se vislumbra ningún cambio, la inercia es la misma.

El vicio de centrar la atención en las personas consume los espacios de los medios de comunicación, la notoria debilidad del poder local se advierte en  la lentitud con la que se concreta una decisión tan sencilla como es la de sustituir una persona por otra en un marco jurídico que otorga amplias facultades al titular del Ejecutivo para cambiar de secretario cada vez que lo necesite sin siquiera tener la obligación de dar explicaciones, sufriría mucho nuestro gobernador si viviéramos un régimen parlamentario.

Olvidando la elemental regla que establece que “el poder no se comparte”,  Tello no sabe cuán dañina es la percepción extendida en círculos políticos de que la reconfiguración de su equipo es fruto de pactos privados  con actores externos a su partido y a su gobierno. Cierta o falsa, tal versión lo achica de manera preocupante y debilita en mucho nuestras posibilidades de inserción en la etapa de la historia que se abre con la victoria electoral de la opción antisistema.

Alejandro Tello no ha entendido que México dejará de ser “el país de las palancas” para convertirse en el país de las certezas, que la ruta anticipada no es el tránsito del capitalismo al socialismo sino el tránsito del capitalismo de compadres al capitalismo sustentado en instituciones, en leyes, en códigos escritos.

La visión aldeana de que a Zacatecas le va bien si tiene “conocidos en el baile” ha prevalecido mucho tiempo y nunca ha rendido frutos apreciables. Hemos tenido  etapas con figuras políticas de alto relieve en gobiernos federales pero poco han podido hacer por su atrasada tierra.

GASTAR SIN PROYECTO

Hoy el panorama no es mejor, si estamos atenidos a que recibamos más recursos que en la etapa previa es que aún no sabemos el terreno en el que estamos parados. Zacatecas ha vivido etapas de auge sin que eso signifique que nos acerquemos siquiera al ritmo de crecimiento de Guanajuato o Aguascalientes, estados que hace medio siglo andaban por las mismas que nosotros, el Siglo XXI arrancó con superávit petrolero que se derramó por las entidades federativas durante una década, unos estados lo usaron en grandes obras de infraestructura productiva y nosotros lo derrochamos en la engorda de nóminas, en compra de adulaciones mediáticas  y en sufragar gastos de nuevo rico de élites de temporada que aprovecharon para conocer el mundo.

Es irrelevante el cambio de unas personas por otras para seguir caminando alrededor de la noria, Tello debe superar  la ineficacia crónica por la eficacia para que nuestra demanda de recursos tenga fuerza.

A nuestros gobernantes les resulta muy difícil hacer obras simples como plantas tratadoras de aguas negras, rastros TIF, espacios culturales  y hasta simples “manitas de gato” al Centro Histórico, todo lo que se emprende en materia de obra pública sale más caro de lo presupuestado, mas tardado de lo previsto y más malo de lo esperado.

Se hace una obra pública en terreno privado, el dueño se hace de la vista gorda y cuando ya saldría más caro el caldo que las albóndigas reclama jugosa indemnización o devolución del terreno. Casos como “la obra del quinquenio”, la presa de Milpillas, en la que se saltan terminar la etapa del consenso con  comunidades y licitan nada más para tropezarse con la piedra de siempre.

El gobierno federal tiene la información de cómo se gasta cada peso que se otorga a los estados  y el balance no es aprobatorio.

DÉCADAS SIN AGENDA DE TRANSFORMACIÓN

Zacatecas no se fortaleció en la alternancia, despilfarró el excedente petrolero en contraste con otros estados, generó un tipo de  políticos sin cercanía con el estudio de los problemas ni oficio político (con excepciones) incapaz de proponer visión de largo plazo y una batería de respuestas a lo urgente.

López Obrador, en las semanas que lleva como Presidente Electo, no ha ejercido ni los 150 millones presupuestados para la transición y su productividad política se siente contundentemente, gracias a su talento para aprovechar el tiempo y a que sabe a dónde quiere llegar, hay que aprenderle.

Zacatecas solo  cambiará con la acción  consciente de sus ciudadanos