Por Heraclio Castillo Velázquez
En los últimos días (o semanas, quizá) la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) ha estado en el ojo de las noticias, especialmente luego de la marcha convocada para exigir el pago de salarios y prestaciones para el personal docente, así como para solicitar el respaldo de las autoridades de los tres niveles de gobierno para salvar el año. Muchas opiniones se derivaron de esta situación que hoy enfrenta nuestra Máxima Casa de Estudios, una de las más baratas del país y de las instituciones de educación superior mejor posicionadas.
Actualmente la Universidad atiende a más de 37 mil alumnos no solo de Zacatecas, sino de otras entidades y países. El 96% de sus programas de licenciatura son reconocidos como de calidad por organismos externos y 21 posgrados se encuentran adscritos al Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC). ¿Alguna otra institución de educación superior en el estado cuenta con estos números? Me parece que no, pero se aprecia cierta tendencia a dejar que la UAZ desaparezca sin necesidad de meter las manos.
Decía que luego de la marcha de hace unos días, hubo diversas opiniones en torno al tema. Hubo quienes cuestionaron que la crisis en la UAZ se debe a la corrupción al interior de la institución. Sí, estoy de acuerdo en que hay corrupción, pero no es el único factor y tengo entendido que hasta el momento solo se han lanzado acusaciones al aire sin denuncia formal de por medio. ¿Que hay aviadores? Sí, efectivamente, hay aviadores al igual que en una administración gubernamental, pero no hemos sabido de procedimientos de sanción. Nuevamente, acusaciones al aire.
Que si esto, que si aquello, que si lo otro. Sí, sí y sí. Pero sin sustento, es como si estuviera viendo a Paty Chapoy. Por eso me llamó la atención que hubiera muy pocas voces que se enfocaran en la necesidad de analizar el presupuesto que se asigna a la Universidad. Y a ver si no me meto en problemas por andar diciendo cosas que luego no son, pero lo son.
Usted recordará, estimado lector, que desde su periodo como senador de la República, el contador Alejandro Tello Cristerna había concedido una entrevista a algún medio que, según aclaró después, cortó o manipuló su declaración en torno a la necesidad de replantear la continuidad de algunos programas de la UAZ. La reacción en cadena derivó, quién sabe en qué momento, en una afirmación contundente, sacada de sabe dónde, de cerrar la Universidad.
Tiempo más tarde, su servidor fue uno de los primeros que entrevistó al ahora gobernador cuando apenas se había dado a conocer que sería el candidato oficial de la alianza PRI-PVEM-PANAL para la gubernatura de Zacatecas y ahí enfatizó que se había desvirtuado su declaración, que él era universitario de corazón y yo sí me pongo la playera y soy UAZ y ya merito hasta lanzaba campaña con hashtag y toda la cosa, por aquello de las tendencias en redes sociales.
Pues bueno, fíjese nada más cómo son las cosas. En el 2016, la UAZ recibió un presupuesto de 1 mil 655 millones de pesos y para este año tuvo un grandioso incremento hasta lograr una bolsa por 1 mil 755 millones 220 mil pesos. O sea, casi 100 millones más. Y el gobernador Alejandro Tello hasta reafirmó su compromiso por seguir ayudando a la Máxima Casa de Estudios y se echó un discurso que casi hasta me saca las lágrimas. Casi, pero a mí no me dan atole con el dedo.
Recordarán que a principios de año hasta hubo la polémica porque se incrementó el impuesto para apoyar a la UAZ y hubo muchos que hasta descalificaban a la institución educativa y se negaban a pagar el gravamen. Pero se aprobó y prosperó y todos felices. ¿Cierto? Pues no, no fue cierto porque el incremento al impuesto que se destinaba a la UAZ no fue la respuesta. Ahí está que los universitarios, todos, no tienen certeza sobre el futuro de la institución al cierre del 2017, ni siquiera de que puedan recibir sus prestaciones y su salario bien ganado (la mayoría, no todos).
Para no hacérselas muy larga, resulta que este incremento al impuesto no fue la respuesta porque permitió maquillar el recorte que realizó el Gobierno del Estado a la partida de recursos propios que asignaba a la Universidad. Me explico. El año pasado la UAZ recibió de parte del estado unos 279 millones de pesos, de los cuales 244 millones eran recursos estatales y 35 millones derivados del impuesto para la Universidad. ¿Listo para el golpe? ¡Agárrese!
Este año, con el incremento al impuesto, se consideraron poco más de 283 millones 750 mil 378 pesos derivados de este gravamen (según la Ley de Ingresos) y solo 71 millones 249 mil pesos de recursos estatales para la Universidad, es decir, el Gobierno del Estado aportó unos 172 millones de pesos menos que en el último año de administración de Miguel Alonso Reyes. Este monto representa poco más de la mitad de los 300 millones de pesos que requiere nuestra Universidad para cerrar el 2017. Curiosamente el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas recibió mayor presupuesto que la UAZ de parte del estado (unos 100 millones de pesos, poquito más). Prioridades son prioridades. ¿O transamos diferente?