Por: Lucía Medina Suárez del Real
“A golpe que me den (…) y está cantada para Liliana que es la que me golpea todos los días desde una televisora, y para esa televisora, golpe que voy a devolver en otros medios más serios, más de fiar, y para eso también tengo espectaculares y panfletos…” esas fueron las palabras del gobernador en entrevista radiofónica con Paco Elizondo en Radio Zacatecas, que tanta polémica suscitaron la semana pasada.
La declaración ya daba por sí misma: “golpe que me den (…) golpe que voy a devolver” ¿constituye eso una amenaza?; advertir que lo hará con “otros medios” ¿es admitir que hay medios de comunicación bajo el control del gobernador a tal nivel que se prestarían para entablar una guerra contra una periodista o su medio?, ¿habla de posibilidades que tiene al alcance, o de fórmula probada? ¿Activistas, defensores de derechos humanos, líderes sindicales, opositores, periodistas críticos también podrían ser blanco de esta medida?, decir “también tengo espectaculares y panfletos” es la confesión de las estrategias a seguir para “matar al mensajero” de todo lo que moleste?
Y como las palabras se las lleva el viento, pasamos a los hechos, y el espectacular mencionado apareció. Ahí muy cerca de la tienda Waldo’s, el sábado pasado transeúntes y automovilistas pudieron ver a su paso la fotografía de la conductora de Tv Azteca aludida por el gobernador, y el mensaje “Sra. Liliana: El Gobierno de Zacatecas no puede pagarle a su empresa 47 millones de pesos solicitamos su comprensión”.
La fama de “buena persona” del gobernador es tan generalizada que muchos se mostraban escépticos de que la idea de poner un anuncio espectacular de tanta vileza hubiera pasado por su orden, o siquiera por su aprobación. El aprecio social que como persona tiene, la buena entraña, y quizá hasta la ingenuidad que le achacan lo libraron de ser catalogado de autoritario, como fácilmente podría haber sucedido.
No corren con la misma suerte su equipo de trabajo que parece una opción viable para explicar la autoría de ese letrero, pero tampoco se descarta que haya sido obra de algún adversario del mandatario estatal que viendo el balón puesto, no dudó en meter el gol.
No podría descartarse siquiera a la propia empresa de la conductora, pues en tiempos de baja credibilidad para los medios de comunicación, la estrategia Neymar tiene amplia efectividad.
Lo cierto es que también es verosímil que ese anuncio espectacular estuviera pagado por el gobernador o uno de sus cercanos, pues no es la primera muestra de exasperación ante la crítica.
Hace tres meses, la injustificada crítica a la presidenta honorífica del DIF por colocar una oración en sus redes sociales solicitando evitar la imposición de una “dictadura socialista”, suscitó una defensa de funcionarios de primer nivel del Gobierno en nombre de la libertad de expresión de la criticada, pero nunca de los críticos, y hasta se cometió la temeridad de hablar de censura ¡desde el poder! y en este país con más de cien periodistas asesinados.
Como ése, varios incidentes más:
Luego de una manifestación de su ácido humor, al cartonista Mauricio Delgado se le bloqueó en la cuenta oficial del gobernador en twitter violando su derecho a la información.
A un cuestionamiento sobre por qué gastar 40 millones de pesos en remodelar un estadio para beneficio del Grupo Pachuca, el mandatario estatal contestó aludiendo al dueño del periódico donde labora la reportera que preguntaba, y argumentó con infantilismo grosero que ya sabía que el dueño hubiera preferido que ese dinero se le diera a él, y no al estadio, pero que no podía hacerse eso.
Asumir que toda crítica está motivada por el recorte al gasto de publicidad oficial que se hizo al inicio del gobierno actual ha sido pues el sexenio del quinquenio.
Es ingenuo pensarlo, después de todo el mayor golpe no fue para los empresarios y directores que marcan la línea editorial de cada medio, y que ordenan a sus empleados hacer tal o cual pregunta, tratar con cierto tono la información, o explorar alguna línea.
No, el golpe mayor lo sufrieron los que obedecen esas órdenes, muchos de los cuales fueron despedidos de sus trabajos con el pretexto de que había menos ingresos en la empresa; también los “afortunados” que se quedaron con empleo pero vieron reducir sus salarios o tuvieron que admitir que se les reporte en el IMSS con un salario menor al que realmente perciben. Lo sufrieron también los que antes trabajaban para dos, y ahora tienen que trabajar para tres medios de comunicación para poder tener un ingreso decoroso, o los que ahora hacen el trabajo que corresponde a dos personas pero que luego de los recortes sólo pagan a una.
Sin embargo no son ellos con los que tendrían que enojarse, ni a los que hay que responderles los golpes. Son en todo caso, sus jefes con los que desayunan una o dos veces al mes, a los que invitan a los viajes al extranjero con todos los gastos pagados, a los que les marcan para pedirles que “les ayuden” en destacar más una noticia, o en desaparecer otra. Son ellos los que giran las instrucciones, por muy sonrientes que los vean en los cocteles y cenas de gala.
Pero si no hay leña, no hay fuego posible. En realidad es en el público y no en el mensajero en quien tendrían que estar pensado, pues no importan los medios con los que sí cuentan, los panfletos y los espectaculares, no han logrado convencerlo que bajar el gasto en publicidad oficial haya significado austeridad real o beneficio alguno porque hasta ahora, esos 180 millones de pesos que dicen haber ahorrado en la materia no han significado un mejoramiento en el bienestar de la gente, ni lo ha visto reflejado en otra área como para decir que se está notando que tenemos un gobierno diferente.